Oolong escribió: Mié Feb 06, 2019 4:22 pm
Algunos no es que seamos feos (creo), siendo el impedimento nuestra falta de socialización. Sin embargo, creo que todos hemos puesto cierto esfuerzo al menos en ocasiones, y sea porque no somos tan guapos que nuestras rarezas y torpezas quedan como algo simpático, o por lo que sea, el caso es que parecemos depender de la suerte más que nadie.
Es para una cosa muy curiosa, y probablemente esto se vea como una oda a la superficialidad, a la mercantilización de todo o a lo que queráis. Soy consciente y a mí tampoco me gusta, pero, por triste que sea, tenemos que movernos en el mundo que existe, no en el que nos gustaría que existiera.
Cuidamos el ámbito profesional, nos formamos, intentamos renovarnos y ponernos al día en medida de lo posible. Muchos hemos aprendido inglés no porque nos guste, ni porque nos vaya a ser realmente necesario en muchos casos, pero es lo que toca. Bien una suerte de obligaciones impuestas o autoimpuestas, bien porque pensamos que siempre está bien medrar o porque tenemos la esperanza de que los vaya a ser necesario. A ninguno nos gustó tener que pasar por una carrera de cuatro años en la que, con suerte, te van a servir cuatro o cinco asignaturas dentro de tu ámbito laboral, y encima si tienes la suerte de dedicarte a aquello para lo que has estudiado (suerte o desgracia, que mucha estudió algo que no le gustaba y trabajan en algo que no les gusta, bien por las condiciones, bien por tradición familiar, bien por lo que sea)
Sin embargo, la gente no considera que tenga que formarse y prepararse en el ámbito personal (y con ello incluso la imagen) aceptamos "este es guapo" y el "este no" como categorías inamovibles y nos resignamos a ello, cuando evidentemente, esto también requiere una formación y un aprendizaje, una preparación y un cuidado.
Quiero decir, nos tenemos que chupar cuatro años (o cinco, o siete) de universidad porque es lo suyo, porque si no asumimos que nadie va a querer contar con nosotros para un puesto de trabajo X al que queremos optar. Sin embargo, la gente es reticente a tener que chuparse una hora y pico al día de gimnasio; controlar un poco la alimentación; haber cuidado un poco el pelo para que no se cayera gastándote la pasta en minoxidil, finasteride y cosas del estilo, llevarlo muy, muy cuidado en caso de que se te haya caído; o a tener que interesarse por corrientes estéticas para saber cómo sacarse uno partido... o... o...
No, asumimos que la persona que de verdad merece la pena es aquella que nos acepta tal cual somos. Pero, ¿es eso real o es una quimera de estas raras que la sociedad nos impone, pero que luego es falsa porque te impone por detrás el culto al cuerpo etc? Más bien lo segundo. El mensaje está muy bien, y es muy bonito, pero no es real.
Una persona de entrada no va a aceptarte ni a dejar de aceptarte, porque no te conoce. Incluso en una relación consolidada, una persona no tiene por qué resignarse a estar con alguien que no se cuida ni se saca partido, por mucho que luego sea la persona más admirable, porque eso no le va a permitir alcanzar una sexualidad plena y va a pudrir igualmente la relación. Buena parte de la complicidad, de la química mutua etc. que luego se refleja en el día a día, nacen de la cama, de haber abordado juntos fantasías eróticas y haberse atrevido a dar pasos con esa persona que te hacen sentirla especial. Y esos pasos no los vas a dar con alguien que no te gusta mucho físicamente, pero al que te resignas porque objetivamente me hace mucho bien. La gente no es objetiva.
Un primer contacto con alguien con interés romántico es exactamente lo mismo que una entrevista de trabajo, aunque con baremos ligeramente distintos. Podrá ser una mierda, quedar muy frío o muy lo que queráis... Pero estás ofreciendo potencial humano y pasando por los filtros subjetivos de una persona para conseguir la aprobación de esa persona. No podemos ir a una entrevista de trabajo sin prepararnos, muchas veces durante años, y tampoco podemos pretender acudir al mundo de la socialización humana sin habernos preparado.
"Poner esfuerzo en muchas ocasiones" no sé muy bien a qué alude, pero muchas veces los esfuerzos que ponemos en ello pueden jugar más en contra que a favor, porque no sabemos. En cualquier caso, sí que hay un tiempo disponible para todo el mundo, que alguien invertirá o no en función de sus intereses.
Tú por ejemplo, ves anime a todas horas. Inviertes tu tiempo libre en ver animes y animes, muchas veces sin gustarte el anime en sí, como una serie de obligaciones autoimpuestas para estar al día en las últimas corrientes, porque luego te gustará saber que tienes una opinión formada en el género, o lo que sea, no sé qué es lo que te insta a ver anime de manera compulsiva y qué no. Todo ese tiempo en el que ves anime, persiguiendo un objetivo o sin perseguirlo, podrías dedicarlo a eso, cuidarte. A estar viendo tendencias estéticas, a estar viendo corrientes de moda, a hacer ejercicio, a...
"A cosas que no me gustan y que no tengo por qué hacer, dado que tengo derecho a hacer lo que me dé la gana con mi tiempo" dirás. Y sí, exacto, como también tiene derecho cualquier persona a no sentirse atraída y que, al final, quien esté solo en casa viendo animes seas tú. Esto ya es una cuestión de prioridades y hasta qué punto estamos dispuestos a hacer esfuerzos en pos de lo que queremos.
A mí no me gusta desayunar avena por las mañanas porque es puto alpiste de pájaro. Me encantaría poder bajarme a la pastelería y arrasar, pero hago el sacrificio porque sé que, con eso, ya tengo bastante ganado, igual que con limitar mucho la ingesta de las cenas. Llevo del trabajo y me encantaría hacerme un bol de pasta con quesazos, pero me tengo que conformar con las verduritas al vapor. ¿Por qué? Porque en mi lista de prioridades follar va antes que ponerme ciego...