Vide escribió: Sab Abr 11, 2020 1:59 pm
La Sociedad de Almas le da mil vueltas a cualquier manga del tipo
Si que lo dijiste y desde ahi te respondi xD
Ojo,la sociedad de Almas le da mil vueltas a cualquier manga del tipo. He destacado una saga, no estoy hablando de que Bleach como obra general le dé mil vueltas a nada, que es lo que me has achacado tú.
Y Kenshin y Bleach van hacia la misma demografia y ambos van de pegarse, solo que uno esta mas construido que otro, que es precisamente otra pega que le pondria a Bleach.
Es que con esa simplifación todo va de lo mismo. No, no es que uno esté mejor construido que el otro, es que uno te presenta un mundo de corte realista que lógicamente ya viene construido de entrada, funcionando con sus premisas de mundo realista y añadiendo algún leve elemento fantástico, como es la superfuerza de un personaje porque sí, que hay un gigante y condiciones humanas inexistentes en la vida real, ok. Pero es un shonen que pretende jugar con un contexto sociopolítico real, donde las motivaciones de los personajes se mueven por baremos fácilmente comprendibles porque son un reflejo de lo que tenemos.
Un agente de un gobierno oscuro al que ese gobierno traicionó y que ahora vuelve para derrocarlo no es tampoco una premisa sumamente original, ni nada que no se haya hecho cuatrocientas veces (y ojo, que pese a eso la saga me parece muy buena) pero es mucho más fácil de entender y recordar las maquinaciones que de un espíritu ascendido sobre la metafísica de las almas y el ascenso a la divinidad con un trasto mágico que en esa saga no se sabe muy bien qué hace y que ha pasado por mil manos, en un plan que no se termina de explicar y bajo las premisas de un mundo con unas reglas inventadas, que tiene razas fantásticas y subderivaciones de las mismas.
En ese sentido, Bleach está mucho más cerca de Naruto que de Kenshin, con un protagonista que va creciendo conforme pasa el tiempo, partiendo de la mierda al top. Kenshin es otro personaje. Kenshin es un tipo que ya está desarrollado y es un actor activo dentro de su mundo, cambiando muy poco a lo largo de la historia salvo en el hecho de reforzar un punto ideológico al que ya llegó diez años antes de la historia. Los problema que afronta Kenshin son ecos de su pasado, el político (Shishio) y el personal (Enishi) porque el personaje ya se ha desarrollado y ha culminado antes de que la historia arranque y lo que le queda es lidiar con esos dos cabos sueltos. Ichigo y Naruto son otro tipo de protagonistas. Son más jóvenes, más inexpertos, inconscientes de la naturaleza de su mundo y tábulas rasas que se tendrán que ir formando con problemas que se desarrollan al margen de ellos y a los que tendrán que enfrentarse.
Y ojo, Ichigo me parece un culo de personaje, de lejos peor que Naruto y peor que Kenshin, pero eso sucede si cojo todo el manga. En la sociedad de almas cumple lo suficiente y no se acusa tanto su planicie, porque aún no ha tiempo, lo que no va en detrimento de la saga.
No es que una cosa sea mejor que la otra, pero mete a Rurouni Kenshin en otra subcategoría distinta en la que sí pueden entrar los Narutos, los Gokus, los Ichigos, los Luffys y etc. por eso tampoco he considerado Rurouni Kenshin como "manga del tipo". Es mucho más fácil dar un sentimiento de cohesión de mundo cuando los problemas que acontecen son ecos del pasado del protagonista en los que está directamente implicado.
Esta diferencia de estructura se acentúa aún más si lo que cogemos son las sagas. La saga de la Sociedad de Almas para Bleach, y el Arco de Kyoto para Rurouni Kenshin. El arco de Kyoto concluye y la Sociedad de Almas no, sino que es un engranaje del mega-arco de Aizen, esto ya dota a ambas sagas de una estructura diferente.
Así que la comparación, en mi opinión es muy jodida, porque no son el mismo tipo de historia, ni están sujetos a los mismos clichés. Y encima las sagas tienen una naturaleza distintas.
Pero vamos, si insistes en la comparación...
La saga de Shishio parece más redonda en el sentido de que, como digo, es autoconclusiva y una vez muerto el perro, se acaba la rabia y Shishio no vuelve a tener más relevancia en la historia. Todos los arcos supeditados a esa saga y subtramas se resuelven. La saga de la sociedad de almas es un engranaje dentro de una historia más amplia y por lo tanto, como muchos elementos de los que tiene se explicarán y desarrollarán más adelante (mal) y por eso te da la sensación de ser menos sólida, sin serlo.
Es más, son tantas las ganas de resolver de Watsuki que deja elementos resueltos porque sí, como es por ejemplo la subtrama de Kenshin/Battosai. Nos presenta a un personaje que está al borde de la esquizofrenia en arcos anteriores y en el preludio del arco, donde el dominio de Battosai parece ser algo imperante y donde el tabú de matar o no matar llega a la culminación con Cho, pero este problema desaparece por los loles y Kenshin ya pasa a ser una persona totalmente cuerda y normal desde el momento en el que entrena con Hiko. ¿Por qué? Porque aprende una técnica que consiste en adelantar el pie izquierdo en lugar del derecho y eso hace que sienta ganas de vivir. Vamos, que la esquizofrenia se cura con ganas de vivir.
Saco este punto a colación, porque me parece equivalente con la dualidad de Ichigo con su hollow. Aquí todo parte de un contexto fantástico, pero Kubo alarga un problema que no se resolverá en esa saga, no dando la situación de que era un hándicap puntual que Watsuki utiliza con Kenshin para una problemática puntual, que era dificultar la contraposición de filosofías de Kenshin y Shishio, convirtiendo el problema del prota en algo artificial.
Técnicamente, la Sociedad de Almas presenta más complejidad porque te presenta giros de guión, dos tramas interconectadas, una conspiración secreta de la mano de no sabes quién, un malo señuelo ocultando al malo real, un antagonista personal del protagonista que no tiene nada que ver con la trama principal... Son técnicas narrativas que añaden riqueza a la historia, la complejizan, y que Watsuki no mete. Las motivaciones de los personajes en la saga de Shishio están claras desde el minuto 1, ninguno se mueve de su posición inicial y simplemente se trata de una quedada para pegarse el malo con el prota y los submalos con los subprotas.
Bueno sí, se mueven tres, Sojiro, Aoshi y Anji. Los dos últimos con un desarrollo regulero en el que Anji cambia de tercio sin más razón que ser derrotado (un poco the same as Byakuya) y Aoshi bueno... Yo no entiendo exactamente el giro de Aoshi ni de qué lo convence Kenshin, porque su redención está al nivel de las chusteces de Nagato en Naruto. Sí entiendo lo que hace Sojiro, porque precisamente su filosofía estaba enfocada a la victoria y es, dentro de la lógica interna de la historia, razonable que una derrota se convierta en una catarsis.
Pero la mayoría de los Diez Espadas son personajes totalmente nulos, malos porque sí que luego pasan a ser buenos porque sí, donde tampoco terminas de entender bien el ideal que persiguen. Los miembros del Gotei tienen una razón para hacer lo que hacen y los que se cambian de bando no lo hacen por la tontuna de "fui derrotado y ahora la trama requiere que me haga bueno", salvo aquellos a los que el problema en sí les importa un pimiento, como Soi-Fong.
Pero complejidad y técnicas narrativas, la saga de Shishio presenta pocas. Está dividida en "antagonista derrota a prota, prota entrena y prota vence. Esa es la estructura de la saga y todo lo que pasa está enfocado a eso. El subarco del Rengoku está supeditado a esa estructura, el ataque al Aoiya está supeditado a esa estructura. Al final, toda la saga va de que Kenshin y sus colegas paren a Shishio y sus colegas, cosa que logran.
La sociedad de almas sigue esa misma estructura en lo referente a la trama de Ichigo y sus colegas, que va de cumplir un objetivo específico, que es rescatar a Rukia y siendo el antagonista de esto Byakuya. Pero esa trama no es el motor principal de la saga, es un engranaje dentro de la conspiración de Aizen, son dos tramas que se entremezclan y que se supeditan mutuamente, lo que convierte la estructura en algo más complicado y difícil recordar. Ahí el motivo de que una pueda ser más fácil de olvidar que la otra, no porque esté peor construida, porque las premisas del mundo están perfectamente narradas en ambos casos, sino porque hay más cosas que recordar.