A ver, no ha estado mal. Ha estado bastante bien, de hecho, pero creo que también está inflada. Pasando de comentar mucho el buen papel que hace Phoenix, porque todos lo sabemos.
Ahora bien, el problema es la construcción de los desencadenantes de la trama, que son torpes. Es torpe lo de la pistola, porque en ningún momento se entiende por qué se la da el gordo, cuando luego resulta que no le cae bien y cualquiera puede ver que eso va a suponer un problema porque está perturbadísimo. Buenos cojones tienes de cagarte de miedo después en cuanto echan a Arthur del trabajo, si estaba claro que eso iba a pasar...
También me parece un poco torpe y chirriante el empeño del productor del programa de De Niro por mantener la emisión cuando el pavo te acaba de confesar un triple asesinato, si no querías ni sacarlo en pantalla al principio. Tampoco entiendo que De Niro, en lugar de llamar a seguridad, se ponga a intentar soltarle una especie de moralina que no viene a cuento en plan "¿Y lo has hecho para hacer un alegato político?" (otra sobreexposición de la trama como las que contaba Veigue, cuando encima nadie habla así) y que realmente lo que hace encima es ponérselo a huevo para que suelte el discursito y arengue a las masas. La escena, en lo tocante a la actitud del presentador me ha parecido lo menos creíble del mundo, francamente.
Torpe lo de Arkham y el negro accediendo a darle un informe confidencial sobre un paciente, pero cuando se pone a leerlo decide que no. ¿Por qué? ¿Porque lo que pone es muy chungo? En primer lugar, no accedas a dárselo sin autorización expresa de la madre, que sería lo que te hace cualquier funcionario. Ahí no, ahí la profesionalidad del negro es de quitaypon para bufar al espectador con el secreto y tener el forcejeo y la carrera ridícula por los pasillos del manicomio, cuando encima nadie le persigue ni hace por detenerlo. Porque claro, la escena tiene que culminar con él leyendo los papeles (como que precisamente un manicomio no está lleno de seguridad hasta los topes, pues no, él se recorre medio pasillaje) Y CON LA PARTIDA DE ADOPCIÓN en el puñetero expediente del manicomio, que ya me diréis qué cojones tiene que ver.
E igualmente torpe que Frances Conroy esté escribiendo setecientas cartas a Thomas Wayne, encargue al hijo que las eche al buzón y todavía se sorprenda de que acabe descubriendo el secreto. ¿Qué esperabas? ¿Por qué no se lo has contado antes? Si en caso de que Thomas se interese y pague, se iba a acabar enterando igual. ¿Por qué no se lo has contado? Porque necesitamos ese punto de inflexión en la película y si Arthur lo supiese de entrada perderíamos la forma de interconectarlos innecesariamente para la trama porque los Wayne son poco menos que atrezzo resultón.
Que serían detalles sin importancia, pero es que son los puntos de inflexión de la trama y están muy poco trabajados, en mi opinión. La película está tan ocupada mirándole el ojete a Phoenix (que está muy bien y todo lo que queráis, una cosa no quita la otra) que lo que sucede a su alrededor no está nada cuidado.
Por otra parte, he sentido bastante abierto todo el tema de Wayne sr. y la madre, y me ha gustado, porque no me termina de quedar claro en ese pitote de referencias y batiburrillos qué sí y qué no.
Por un lado, lo lógico es creer la versión de Wayne, pero también juegan un poco con la idea de que en realidad puede ser cierto y al final a Frances Conroy se le fue la pinza por mediación de Wayne, quien falsearía el informe de adopción y blablabla para desacreditar la historia. Porque la historia de la mujer esquizofrénica con hijo adoptivo que trabajaba en la empresaza, a la que luego misteriosamente se le va la pinza y la despiden por enferma, pero la encierran y del crío nadie sabe qué pasa (que no sé por qué no le quitan al niño cuando estuvo encerrada) pero luego se echa un novio que la pega y maltrata al niño (que tampoco sabemos por qué no le quitan al niño aquí) y un lío del copón, como tampoco termina de encajar mucho.